domingo, 20 de febrero de 2011

Algo huele a podrido en la Diplomacia Occidental

Desde el 11-S, las preocupaciones sobre la seguridad se han convertido en la cuestión vehicular en las relaciones entre los países occidentales y los países árabes, esto se ha traducido en un apoyo mayor a los regímenes autoritarios árabes. Siempre he denunciado esta practica por creela a la vez erronea y poco ética.
Los países occidentales han llevado acabo una estrategia racista o por lo menos islamófoba. Pensando que los árabes eran incapaces de gobernarse a sí mismos en democracia. El primero en caer fue el buen aliado de Francia, Ben Ali, y Francia hizo poco o nada por apoyar a la revolución. Mubarak, aliado de Israel fue el segundo y el gobierno de Israel apoyó al dictador incluso cuando los egipcios se rebelaban contra él.

Durante estas revoluciones, la doctrina de Obama sobre el mundo árabe era admitir la culpa y apoyar las manifestaciones pacíficas, pero ahora, cuando se trata de un aliado más cercano de los EEUU como es Bahrein, las cosas comienzan a ser diferentes. Estados Unidos tiene bases militares de EE.UU. en la isla y además no debemos olvidar que la mayoría del país es chii, una rama diferente del Islam, la mismo que se practica en Irán y que se caracteriza por un clero más estructurado.

Durante estos días se había observado un enfrentamiento entre Obama y Hillary Rodham Clinton. Esta última ha sostenido el clásico punto de vista realista de la diplomacia de EE.UU. contra la nueva doctrina de Obama que es ampliamente criticada por la doctrina realista que sigue el Departamento de Estado.

Vamos a ver ahora la batalla encarnizada entre estas dos ramas de las Relaciones Internacionales, realistas contra liberales. Y espero que EE.UU. empiece a preocuparse tanto por la democracia de todo el mundo como se preocupa por la suya propia.

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